Últimamente me pasa una cosa curiosa. Empiezo muchos libros de rol pero no
termino ninguno o me cuesta horrores terminarlos.
Lo más flagrante de todo esto es que no es porque los libros en sí sean malos o se pongan más aburridos a medida que los vas leyendo, es que suelo empezar otros antes de terminar el anterior. Lo mismo me pasa con los PDF, que empiezo muchísimos más de los que acabo. Esto no quiere decir que cada vez me apetezca leer menos, al contrario, me paso todo el día mirando aquí y allá sobre muchos y diversos temas, pero me es complicado centrarme.
Siempre me he considerado una persona inconstante, a pesar de mi perseverancia. Suelo terminar prácticamente todo lo que hago, pero empiezo mucho más de lo que termino. No sé si esto es un virus de los tiempos presentes o sólo es cosa mía.
Esto me lleva a la siguiente conclusión: soy demasiado influenciable por las modas. No me parece algo realmente grave, pero tiene mucho que ver con lo que termino consumiendo en materia de ocio (ya sea rol o videojuegos). Me gasto mucho más dinero en cosas que no consumo de inmediato. Hay honrosas excepciones, pero es evidente que muchos nos encontramos en una nueva Era de la Acumulación.
“Ya los leeré cuando saque un rato” me digo, pero los ratos llegan y me da tiempo a leer un poco, y para cuando tengo otro rato ya me apetece leer otra cosa. Envidio a todos los v/bloggers que reseñan los últimos títulos que salen al mercado casi un par de días después, porque soy consciente de que no tengo esa capacidad ni de lejos.
Lo de los videojuegos es también preocupante. Mi cuenta de Steam acumula un total de 340 juegos (cifra redonda) de los que es más que posible que haya jugado casi 100, lo que me deja 240 juegos sin jugar. Cierto, una gran mayoría son adquisiciones vía Humble Bundle, ya que suelo querer 1 ó 2 juegos de la oferta y los otros 8 ó 10 vienen con el pack, pero siguen siendo más del triple de los adquiridos.
Es difícil vivir en una sociedad de consumo ultracomunicada y conectada en la que el bombardeo de mensajes publicitarios y reclamos es constante. A mí me crean necesidades que no tengo y ciertas ansiedades (¡si no lo compras ahora ya nunca podrás hacerlo!) que se relajan cuando adquiero el siguiente artículo. Esto es aplicable a los videojuegos con sus múltiples plataformas y también al rol de mesa, con sus campañas de financiación, novedades, reseñas y proyectos (muchos también gratuitos). Es inabarcable y aún así la novedad siempre termina atrayéndome de forma irresistible.
Echo de menos los tiempos en los que estaba concentrado en la adquisición de un
juego concreto como era Warhammer o Hackmáster. Me dedicaba a comprar pero
también leer todo lo que caía en mis manos sobre esos juegos y también escribía
sobre ellos y los dirigía. Pero es la maldición de los humanos, creer que en
algún momento podremos retornar sobre nuestros pasos y cambiar ese momento en
que decidimos girar a la izquierda, en lugar de la derecha (sí, referencia a
Doctor Who).
También sé que es difícil regresar a ese estadio anterior, yo mismo he cambiado, mis necesidades son diferentes e incluso mis gustos y mi forma de ser no son los que eran… y aún así no puedo evitar sentirme a disgusto.
También sé que es difícil regresar a ese estadio anterior, yo mismo he cambiado, mis necesidades son diferentes e incluso mis gustos y mi forma de ser no son los que eran… y aún así no puedo evitar sentirme a disgusto.