Hago constar aquí que es posible que el siguiente relato de la aventura no se corresponda punto por punto con lo jugado en la última sesión ya que para la próxima partida se va a jugar la continuación de Quasqueton dándonos varias posibilidades a los jugadores, para que tengamos más poder de decisión sobre el tipo de partidas que queremos jugar. Sin más dilación...
"A salvo, y desde una cómoda habitación de la Fortaleza de Frandor, voy a dejar constancia de nuestras últimas andanzas y peripecias en las catacumbas de Quasqueton.
Tras acabar con los ciempiés gigantes, continuamos la exploración del complejo, tomando uno de los muchos túneles sinuosos de esa fortaleza-laberinto.
Al poco de atravesar unos cuantos corredores me vi sorprendido al ver como todo el grupo que iba en cabeza era engullido por una trampa de pozo, muy bien disimulada, que dejó heridos a varios de mis compañeros. Cuando Nog estaba abandonando dicho pozo un ciempiés gigante le atacó por sorpresa y estuvo a punto de picarle con su mordedura venenosa, pero por suerte consiguió salir a tiempo.
Nos decidimos a seguir explorando desechando el camino del pozo, ya que Eloras y Rándal no podrían pasar por ahí cargando con todos los tesoros que encontramos en la sala de los trofeos.
En una esquina del complejo, y ya exhaustos de tanta exploración encontramos lo que parecía ser una especie de pila de piedrecitas que nos llegaba a la altura de los ojos y que brillaba con un extraño fulgor verde. Algunos de mis compañeros comenzaron a quitar dichas piedras de la estructura y a comérselas ya que Gargram y yo estimamos que no eran inherentemente peligrosas. Como resultado de la ingesta, comenzaron a sentirse mucho mejor y las heridas quedaron sanadas por arte de magia.
Decidimos, pues, establecer aquel lugar como campamento ya que podíamos apagar las linternas al tener la iluminación de la pila de piedras como protección. Y gracias a los Dioses que así lo hicimos, ¡porque en la primera guardia un grupo de trogloditas errantes pretendían cogernos por sorpresa! Pero fueron ellos los que cayeron bajo nuestros conjuros y armas.
Una vez descansados, recorrimos un largo pasillo en el que tuvimos un encuentro con una criatura de pesadilla. Una especie de milpiés con tentáculos en lugar de mandíbulas y tan grande como un caballo se abalanzó sobre el nosotros paralizando a Eloras y a mí mismo con su baba urticante. El dolor fue estremecedor, y no fue sino al cabo de unos instantes, que se me hicieron eternos, cuando recuperé el control sobre mis facultades. A un lado yacía la increíble bestia muerta por las estocadas de mis compañeros.
Poco a poco fuimos rellenando los huecos inexplorados de mi mapa, con algunos enfrentamientos y hallazgos menores, como una araña gigante a la que abrasamos en su propia tela y la obtención de un anillo mágico que ha mejorado en mucho mi capacidad defensiva. Me siento muy ligero y mucho más ágil con él.
Finalmente, y tras encontrar una enorme caverna repleta de murciélagos y guano (con el que fantaseamos con las muchas posibilidades en las que podríamos aplicarlo en la mixtura de elementos alquímicos) Gargram se percató de dos entradas secretas a una sección oculta de la caverna que dio finalmente con lo que parecía ser ¡el tesoro de Zeligar y Rogan! ¡El mismo que vimos en aquella charca mágica, como constaté en mi última entrada del diario!
Cuando pusimos nuestras manos sobre el tesoro, dos estatuas de cera de tamaño humano se lanzaron contra nosotros para impedirnos saquearlo. Las criaturas eran ingenios mágicos la mar de brillantes, ya que los ataques punzantes hacía que las armas se les quedaran trabadas en sus cuerpos. Tras un arduo combate conseguimos darles muerte de forma definitiva haciendo uso de una red que portaba Rándal y que entorpeció los movimientos de una de ellas.
Y así terminamos la exploración de la fortaleza de Quasqueton, con muchos tesoros en nuestro haber, muchos objetos que vender, joyas, baratijas y, lo que es más importante, una buena reputación en la zona como aventureros experimentados.
Ahora estamos haciendo cuentas con el dinero obtenido y pensando en nuestra próxima salida. Altair y Teshala creo que se reunirán con su gremio y templo respectivamente para aprender algo más sobre los secretos de su profesión, ya que parecen estar preparados para ello. Yo aún debo seguir estudiando los secretos de nuestras múltiples posesiones y me reconcome el no haber explorado el piso superior de Quasqueton en su totalidad. ¿Qué secretos hemos podido haber olvidado en aquel lugar? ¿Donde escondió su grimorio de hechizos el hechicero de Quasqueton? ¿Sabrán de su existencia Divad y sus siervos?
Por otro lado, hemos escuchado algo sobre el secuestro de un mercader... y las pistas parecen conducir a las Minas del Caos..."
Como bonus track al relato aquí el mapa del complejo tal y como se quedó en la última sesión.
Esta visto que el mapa se las traía...
Sí, dibujé una TARDIS para explicar esa "gruta temporal"
Los mapas al final han quedado muy bien. Sería muy curioso darle este mapa a un grupo de jugadores distinto para que exploraran Quasqueton por su cuenta, a ver qué opinaban ;).
ResponderEliminarMe ha encantado lo de vuestras fantasías con el guano ;))))