Una nueva entrada sobre nuestra campaña en el principado de Sandboxium. Os dejo, de nuevo, con el relato del hechicero Holmar.
"... escribo estas notas desde la fortaleza de Frandor en este momento de descanso que nos hemos tomado para restablecer las heridas de nuestro grupo. Quasqueton está siendo más grande de lo esperado y desde luego lleno de misterios y tesoros que desvelar. Tras la carnicería que contemplamos nos dirigimos hacia adelante impelidos por la clara certeza de que estaríamos más cerca de la zona donde pasaban mayor tiempo sus anteriores propietarios: el mago Zeligar y el guerrero Rogan. Sin embargo, ¡eureka!, descubrimos que en realidad estábamos dirigiéndonos a la salida.
Hice las oportunas correcciones en mi mapa (sabía que en algún momento había confundido las distancias) y nos pusimos a explorar el ala este del complejo.
El lugar estaba lleno de orcos y goblins que tenían a un grupo de gnomos esclavizados en una sala donde los orcos estaban trasegando bebida y comida, sin duda de las despensas de sus amos. Algunos de ellos cayeron presa mi embrujo que los hizo caer adormecidos para no despertar jamás, el resto fueron derrotados por mis compañeros, con gran carnicería.
Cuando liberamos a los cautivos nos informaron que su señor estaba cautivo por más orcos que se escondían al sureste del complejo y que, al parecer había una lucha entre los hombres bestia del complejo inferior (¡al fin confirmamos los rumores!) y los orcos y goblins del superior. Me indicaron que seríamos recompensados por su señor si le salvábamos, así que partimos raudos en su ayuda.
No tardamos demasiado en encontrar el cubil del resto de esclavistas que tenían retenido al noble gnomo: un gran número de goblins y un puñado de hobgoblins, cuyo caudillo portaba una maza con indudables poderes mágicos. El combate fue duro, pero gracias a mis hechizos y, sobre todo, el valor de mis compañeros las criaturas fueron vencidas, y las adormecidas, degolladas. El jefe de los gnomos nos agradeció nuestra ayuda y me entregó un anillo con su sello familiar para cobrar la recompensa por parte de su adinerado padre. Encontramos un importante tesoro en uno de los cofres de esas alimañas pielverde, pues contenía un escudo de gran manufactura así como una cota de mallas de igual calidad, un par de pergaminos de sanación así como mucha calderilla (miles de monedas de cobre, apenas una veintena de oro al cambio).
Nos disponíamos a salir de aquel lugar cuando Gargram encontró una puerta secreta que daba acceso a la alcoba de la que, algo más tarde, descubrimos que era la antigua amante de Rogan: Melissa. Le desaconsejé que se internará en aquella habitación, pero en contra de la prudencia se dirigió a su interior donde un esqueleto sobre una cama con dosel sujetaba entre sus brazos un diario. El clérigo golpeó el cráneo de la difunta para asegurarse de que no se trataba de otro no-muerto, como los encontrados en los pasillos occidentales y sólo entonces nos acercamos a mirar. Descubrí a través de aquel diario que la dama había muerto de inanición al descubrir que los orcos al otro lado se habían hecho con la fortaleza cuando partió su amado a la guerra y por miedo a ser capturada se tendió sobre su cama para nunca más despertar.
Salimos de aquel lugar cargados con todo lo que encontramos, incluidos unos tapices que adornaban la alcoba de la infortunada dama. Sin embargo en nuestra salida nos topamos con un grupo de orcos errantes que pretendían emboscarnos. Miré a mi alrededor, sabiendo que mis compañeros estaban realmente heridos a pesar de los cuidados del clérigo y me adelanté para hablar con los orcos en su propio idioma. Les amenacé para que se marcharan ya que estaban en inferioridad numérica, habíamos acabado con el resto de sus compañeros y que, además, ahora yo sería el hechicera señor de aquella mazmorra. La treta funcionó y los orcos se retiraron escupiendo frente a nosotros de forma desafiante. A pesar de las provocaciones los enanos pudieron contenerse y así conseguimos regresar a la Fortaleza con todo lo que pudo cargar mi fiel mula.
Las gentes del lugar nos han recibido como héroes y hemos hecho un buen negocio con los tesoros conseguidos, sin embargo, los gnomos parecen haberse ido de la lengua y han extendido la noticia de que en aquel lugar se guarda un fabuloso tesoro. Quizás debería haberles atado en corto, así que temo que unos cuantos carroñeros se internen en las catacumbas ahora que saben que la mayor parte de las criaturas que lo guardaban han sido vencidas.
Con el dinero que hemos conseguido hemos comprado el equipo necesario para adentrarnos de nuevo en Quasqueton (ya empezábamos a andar escasos de antorchas) y hemos alquilado una buena carreta y a un grupo de porteadores para traer la hermosísima estatua que hallamos en la estancia de los goblins y que los enanos han valorado por nada menos que 5000 monedas de oro. Esperemos no encontrar muchas más dificultades a nuestro regreso a la mazmorra ya que al menos gran parte de sus habitantes saben de nuestra presencia..."
Y ahora algunas las fotos de la sesión ;D
La sala de los orcos con los gnomos sirviéndoles
Otra visión de la misma sala
El conjuro de Dormir, empieza a dar buenos resultados
Uno de los orcos huye y lo persigue Minionbane "¡Maldición, hay una sala llena de goblins aquí, ayuda!"
La sala queda limpia de enemigos y yo negocio con los gnomos. En la sala faltaba la estatua de las 5000 mo. y pusimos una gigantesa en su lugar ;)
Aquí guardaban al jefe gnomo, ¡se nos acabaron las columnas y tuvimos que usar dados! ;P
Otra vista del mismo lugar, la verdad es que las Dungeonspain dejan muy buenos escenarios :)
¡Ocho goblins dormidos, mi hechizo favorito hace estragos!
Acabando con los pocos hobgoblins que se resistían, una columna se cayó a pedazos con uno de los golpes de nuestros guerreros
La emboscada de los orcos y cómo Holmar salva el día con su engaño
Por último el mapa hasta ahora:
Madre mía, dos sesiones y aún no lleváis más que la cuarta parte de Quasqueton explorado... vais a estar aquí hasta el 2014 :D. Pero bueno, creo que está siendo divertido ;).
ResponderEliminarPor cierto, la cota de malla, el escudo y las monedas estaban en la sala donde encontrásteis el cadáver de Melissa, no en la sala de los hobgoblins ;).
Eso se debe a las dichosas reglas de antorchas y descansos de los c@#$%& ;P
ResponderEliminarBueno, lo achacaré a la mala SAB de mi personaje, que es muy inteligente, pero a veces se le olvidan las cosas :P Y además, porque estoy vago para cambiarlo.