Y aquí os dejo con un ritual de los que se pueden considerar la antístesis oscura de los bárbaros Sjoolgaard de nuestra ambientación de rol en vivo (Terra Incógnita): Los Hijos de Rurik.
Para entender muchas de las referencias, si os interesa, os remito directamente a la web (pinchad arriba).
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RITUAL A RURIK, EL SEÑOR DE LA BATALLA
Oh Rurik, Señor de la Batalla, de la lucha encarnizada y el derramamiento de sangre. Concédenos tus bendiciones y que el filo de nuestras hachas corten, rasguen y sajen la piel de nuestros enemigos. Su debilidad y cobardía insultan tu nombre, ¡danos fuerzas y yo te ofreceré sus cráneos y su sangre! Con mis manos quemaré sus vísceras en tu honor para que te alimentes de sus jugos.
Lo oigo. Oigo como masticas el corazón de las Inspiraciones y llega a mi el Susurro que nos dará la victoria. Sí, mi cabeza hierve con tu sabiduría, y encuentro las palabras que darán fuerza a nuestros corazones. Intercede por nosotros ante tu oscura esposa, Daamagaanu, que bebe desde las profundidades de la tierra la sangre que vertemos en el campo de batalla. Maldícelos, consorte oscura de Rurik, con la velocidad del rayo, que se les caigan los miembros y pierdan sus ojos, que toda agua que beban se estanque en sus tripas, que se les quiebren las rodillas y los codos, ¡despéñalos en los desfiladeros! ¡Derrumba montañas y colinas sobre ellos! ¡Que no exista mar ni río donde no caigan en naufragio! Ellos mancillan tu cuerpo con sus pasos temblorosos.
Cumple nuestras súplicas, oh Oscura, y yo mismo te alimentaré con la carne y las sangre de sus hijos primogénitos, calentaré tu reino con el fuego de sus hogares incendiados. Si nos recompensas con tu favor arrancaré la piel de nuestros enemigos en tu nombre para vestir tus altares. Golpea con el rayo la frente de sus generales y tus hijos te entregarán el saqueo de cien días.
¿Has oído Rurik? A eso estamos dispuestos todos nosotros, por el favor de tu esposa, pero no somos estúpidos, pues conocemos tu furia, tu ambición y tus ansias de conquista. Si eso ofrecemos a Daamagaanu, mil veces más recibirás tú si es tu ardor guerrero el que viaja con nosotros en la batalla. Sénos propicios en este lugar y erigiremos una columna de cráneos que ocultará el Sol. Hazles pedazos con tus hachas de negro acero, desmiémbrales, descuartízales, que brote la sangre en torrentes de sus heridas, que el llanto de sus viudas nos haga reír a carcajadas.
Estamos listos, oh Rurik, para el combate final. Convócanos a la victoria y asaltaremos el mismo cielo. Asediaremos el Kathjaal arrojando las piedras sagradas de los druidas enemigos, daremos muerte a las Inspiraciones en tu honor y lanzaremos tus Susurros al mundo hasta que se conviertan en Lamentos que vuelvan locos a nuestros enemigos. Mataremos a los siervos de Lathiir hasta que las nubes lluevan sangre. Nadie escapará de tu negra sombra, Señor de las Tinieblas, Padre de la Oscuridad, Rey de la Matanza, tú que nos bendices con una eterna sed de sangre.
Vierte tus bendiciones sobre este lugar, y quede ahora, mañana y siempre consagrado a la Oscuridad, para que el Sol jamás lo alcance con sus dañinos rayos. Alzo mi diestra en tu honor Rurik y con un corte profundo te entrego una libación de mi propia sangre. Brindo por tu furia y por la muerte de los Lathiirgaard, esos demonios que aún se oponen a tu reinado.
Que la Oscuridad se extienda por el mundo como una Marea de Tinieblas, que tus negras sandalias aplasten sus civilizaciones y que en la batalla final sólo hallemos el descanso cuando la corona de Lathiir se aposente sobre tus sienes y nos gobiernes desde el mismísimo trono de un Kathjaal en llamas.
Lo oigo. Oigo como masticas el corazón de las Inspiraciones y llega a mi el Susurro que nos dará la victoria. Sí, mi cabeza hierve con tu sabiduría, y encuentro las palabras que darán fuerza a nuestros corazones. Intercede por nosotros ante tu oscura esposa, Daamagaanu, que bebe desde las profundidades de la tierra la sangre que vertemos en el campo de batalla. Maldícelos, consorte oscura de Rurik, con la velocidad del rayo, que se les caigan los miembros y pierdan sus ojos, que toda agua que beban se estanque en sus tripas, que se les quiebren las rodillas y los codos, ¡despéñalos en los desfiladeros! ¡Derrumba montañas y colinas sobre ellos! ¡Que no exista mar ni río donde no caigan en naufragio! Ellos mancillan tu cuerpo con sus pasos temblorosos.
Cumple nuestras súplicas, oh Oscura, y yo mismo te alimentaré con la carne y las sangre de sus hijos primogénitos, calentaré tu reino con el fuego de sus hogares incendiados. Si nos recompensas con tu favor arrancaré la piel de nuestros enemigos en tu nombre para vestir tus altares. Golpea con el rayo la frente de sus generales y tus hijos te entregarán el saqueo de cien días.
¿Has oído Rurik? A eso estamos dispuestos todos nosotros, por el favor de tu esposa, pero no somos estúpidos, pues conocemos tu furia, tu ambición y tus ansias de conquista. Si eso ofrecemos a Daamagaanu, mil veces más recibirás tú si es tu ardor guerrero el que viaja con nosotros en la batalla. Sénos propicios en este lugar y erigiremos una columna de cráneos que ocultará el Sol. Hazles pedazos con tus hachas de negro acero, desmiémbrales, descuartízales, que brote la sangre en torrentes de sus heridas, que el llanto de sus viudas nos haga reír a carcajadas.
Estamos listos, oh Rurik, para el combate final. Convócanos a la victoria y asaltaremos el mismo cielo. Asediaremos el Kathjaal arrojando las piedras sagradas de los druidas enemigos, daremos muerte a las Inspiraciones en tu honor y lanzaremos tus Susurros al mundo hasta que se conviertan en Lamentos que vuelvan locos a nuestros enemigos. Mataremos a los siervos de Lathiir hasta que las nubes lluevan sangre. Nadie escapará de tu negra sombra, Señor de las Tinieblas, Padre de la Oscuridad, Rey de la Matanza, tú que nos bendices con una eterna sed de sangre.
Vierte tus bendiciones sobre este lugar, y quede ahora, mañana y siempre consagrado a la Oscuridad, para que el Sol jamás lo alcance con sus dañinos rayos. Alzo mi diestra en tu honor Rurik y con un corte profundo te entrego una libación de mi propia sangre. Brindo por tu furia y por la muerte de los Lathiirgaard, esos demonios que aún se oponen a tu reinado.
Que la Oscuridad se extienda por el mundo como una Marea de Tinieblas, que tus negras sandalias aplasten sus civilizaciones y que en la batalla final sólo hallemos el descanso cuando la corona de Lathiir se aposente sobre tus sienes y nos gobiernes desde el mismísimo trono de un Kathjaal en llamas.
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