Es curioso. Me pasa muchas veces que me tiro meses (y meses) sin tener partidas, con una absoluta sequía rolera y, de repente (como ahora) estoy embarcado en nada menos que cuatro.
A ver, estoy haciendo trampas desde el principio, no es que tenga cuatro partidas semanales, ni mucho menos, ni tampoco cuatro que esté jugando activamente en este mismo momento, pero sí que tengo varias partidas abiertas en las que poder disfrutar del buen rol.
La primera surgió de forma natural por parte de nuestro máster habitual Jacobo Peña, que muchos conoceréis por ser autor de muchos títulos, especialmente Haunted House. Llevamos ya unos meses probando algunos oneshots como Ciudad Cero o Los Zapatos del Muerto (muy recomendables ambas aventuras, os impelo a haceros con ellas o a jugarlas si tenéis oportunidad) y finalmente nos decidimos a dar el paso a una campaña tipo sandbox de Traveller.
Al principio teníamos nuestras reticencias con este juego ya que comenzamos una campaña de Los Piratas de Drinax con el grupo de mi hermano, que no llegó a buen puerto (se quedó en el aire y se dejó olvidada porque COVID happens) pero después de hacernos los personajes y jugar la primera aventura ya tenemos el gusanillo metido y la verdad es que nos lo estamos pasando muy bien.
Nuestro grupo está formado por dos humanos imperiales de la marina, un noble piloto de aeronaves y una artillera y piloto de cazas, y yo llevo a un solomani científico (xenobiólogo) con algunos poderes psíquicos menores de telepatía que mis camaradas de momento desconocen (creo). Estamos embarcados en una misión en la que investigamos la desaparición de uno de mis «compañeros» científicos que se había desplazado a un sistema cercano (Kkirka, como a mes y medio de distancia, teniendo en cuenta que mi nave científica puede viajar en ciclos de dos semanas) porque se había descubierto que un tipo de planta alienígena especial se estaba «cultivando» en un entorno que nada tenía que ver con su habitat natural.
Como todo esto huele a chamusquina mi personaje ha contratado a los imperiales para que piloten su nave científica y veamos qué diantres ha pasado. Y bueno como me han dado fondos para estos menesteres y ya nos conocemos cómo funciona Traveller pues a la que vamos haciendo escala ya hemos recogido a unos cuantos pasajeros que querían ir a un planeta resort, algo de maquinaria agrícola para vender en un planeta cercano, unas cuantas toneladas de petroquímicos, etc. Nos intentaron vender una carne morada muy sospechosa para que la colocáramos en otro lugar pero el comerciante no tenía muy buenas pintas (para mí que era de la mafia o, peor, un honrado empresario), así que en esas estamos, llevando cosas de aquí para allá mientras intentamos cumplir la misión principal (o no 😝).
Mientras escribo estás líneas ya hemos jugado una segunda partida (y otra que jugaremos mañana) en la que hemos sufrido algunos «percances» en el aterrizaje en Kkirka Mkriá que ha requerido de reparaciones. Al parecer hay un grupo terroristas que están reventando satélites de comunicaciones en la zona por algún oscuro motivo que se nos escapa y eso hizo que por poco terminásemos en un cráter en la superficie del planeta. Hemos empezado a conocer a la gente del espaciopuerto y de la ciudad principal y digamos que viven en una especie de «democracia teológica» que, en fin, los pelos de punta. También hemos dado con la pista de mi «colega» y resulta que le están buscando por haber estado realizando actividades no del todo legales y haber quemado un parque importante de la ciudad, que resulta que tenía consideración de templo, así que tememos que cuando empecemos a preguntar, siendo él imperial como la mayoría de nosotros, vamos a tener tiranteces, con razón.
La segunda partida es una continuación de una anterior de Dragon Age que estaba realizado uno de nuestros amigos y que ya decidido cambiarla a D&D5E. No es la primera vez que pasa esto. El sistema de DA funciona bien en los primeros niveles pero se va volviendo farragoso en los niveles de la segunda y tercera caja. A mí ya me pasó con otra campaña que estaba dirigiendo en un mundo propio y cuando llegaron a nivel 7 básicamente solo los guerreros con armas a dos manos hacían daño significativo y el resto tan solo erosionaban poco a poco a los enemigos. En mi caso en cuanto lo cambié a 5E la cosa fue mucho más fluida.
En la partida que nos ocupa no es igual porque los aventureros son de nivel 2 pero, como digo, querían cambiar de sistema, teniendo fichas de 5E pero conservando las proezas del Dragon Age. Básicamente, en lugar de tirar 1d20 tiramos 3d6 y sumamos los modificadores de D&D. El resultado es curioso, y en algunos casos hay que adaptar cosas, como atravesar armadura, pero estuvo entretenida. La partida está ambientada en uno de los libros juegos de D&D de lomo negro que muchos conoceréis: La Montaña de los Espejos (el libro número 2 de la serie).
Aquí el grupo está formado por un guerrero bárbaro octogenario llamado Cohen (guiño, guiño, patada, patada), un pícaro que es el hijo de unos queseros de leche de cierva, un druida dracónido blanco (mi personaje), una paladinesa humana y un guerrero enano portaestandarte de su ejército. Teníamos que llevar una carreta de suministros (queso de cierva) hacia una ciudad portuaria cercana al valle de las montañas donde se había producido un alud que ha sepultado a un ejército de monstruos que asolaban la zona, dirigidos por su líder, un gigante de la escarcha y una cría de dragón blanco llamado Colmillo.
En nuestro viaje conocimos a los enanos que se encontraban minando la zona para extraer los tesoros que contenía el lugar, pero cuando estábamos disfrutando de la compañía de sus habitantes se produjo un terrible asesinato de un niño enano que se había separado del grupo. Seguimos el rastro de los asesinos y dimos con una partida de trasgos dirigida por un malencarado osgo, pero conseguimos despacharles rápidamente gracias a unas buenas tiradas y que habíamos ganado la iniciativa.
Ahora tenemos que investigar si realmente se trata de un grupo separado del ejército que se suponía sepultado o si realmente ese era tan solo un rumor y las tropas monstruosas están ganando fuerzas para volver a arrasar la zona.
Con independencia del sistema, que para mí ya es un viejo conocido, me está gustando mucho el entorno de la partida en estos parajes gélidos donde la supervivencia va al día y hay que protegerse bien de las inclemencias del tiempo. A mí los entornos de aventura en montañas y zonas nevadas me parece muy evocador (siendo mi favorito, los bosques).
Ya hemos jugado una segunda aventura en la que hemos establecido relaciones duraderas con los enanos y nos hemos enterado por unos viajeros que en la ciudad portuaria están produciéndose disturbios por una organización mafiosa dirigida por una dracónida verde que es una especie de «heroina del pueblo» ya que exige tributo a los comerciantes locales para repartir entre las clases más oprimidas. El alto magistrado de la ciudad la ha capturado y amenaza con ejecutarla en dos días algo de lo que nos podríamos alegrar si no fuera porque su organización capturó a un muchacho que una vez salvó la vida de la paladinesa de nuestro grupo y, claro, amenazan con ejecutarlo si la dracónida muere.
Nos hemos marchado a primera hora de la mañana para ver si conseguimos desfacer el entuerto porque según nuestros conocimientos de la ciudad podríamos dar con una soplona de la orgnanización que podría ayudarnos con el chico y también podemos intentar hablar con el alto magistrado o la guardia de la ciudad para intentar retrasar lo inevitable (o incluso investigar más sobre esa dracónida, porque aquí huele raro).
Me está gustando también la aventura porque mezcla varios elementos de varios libros. Por ejemplo, entre los tesoros que encotramos a los trasgos tenían una moneda del reino élfico de Brookmere, que se dice que fue destruido por un ejército de monstruos (empiezo a ver un patrón).
La tercera «aventura» en la que me he enbarcado, aunque todavía no he tenido ocasión de jugar, es Armendûr, la campaña sandbox abierta a todo el que quiera probarla y que dirige el Khalifa del rol y autor de Axis Mundi (entre otros juegos), José Carlos Domínguez en su canal de Discord.
Lo de este señor es demencial, solo hay que leer su última entrada para saber el nivel de locura rolera que ha alcanzado. Yo empecé a leer sus entradas sobre cómo iba a montar el sandbox y las herramientas que iba a utilizar, y ya me parecieron magistrales, pero claro, luego abrió la puerta para que unos cuantos locos se metieran a explorar (y morir) en sus mazmorras, y eso ya no me lo podía perder.
Pero me he perdido unas cuantas, madre mía, nada menos que cuatro sesiones, y eso que yo suelo tener bastante disponibilidad para jugar habitualmente, pero es que empezaron justo cuando estaba de vacaciones y claro, una cosa lleva a la otra.
Sea como sea estoy deseando probar a mis personajes. Sí, me he hecho cinco; tres para jugar y dos PNJ que nos exige el master como tributo. Es el precio a pagar por no quedarte lo primero que salga con características pochas y sin mucho margen de maniobra en la clase que te puedas coger.
En mi caso tengo preparados a un explorador (Darathil «Manofirme», tanqueta a distancia para disparar en mitad del combate y con habilidad de curar), una bárbara de las tierras del lejano sur (Malau Ndaba, buena en los negocios y berserker) y un paladín (Sir Meliador, especialista en tiradas de reacción positivas, contratar mercenarios y caer bien). Os pongo unas imagenes de ellos para que os hagáis a la idea de cómo son:
Se juega con sistema ACKS (Adventurer, Conqueror, King), y para quienes lo conozcáis, sí tanto la bárbara como el paladín son del Player's Companion. Yo espero que me duren por lo menos la primera aventura que jueguen. Si llegan al nivel 2 lo consideraré un hito. Me cae muy bien Sir Meliador, tiene todas las características en 10 o 9 (promedio total) y su CAR en 18 y va montado en un burrito llamado «Tenaz». Es el típico chavalín majo que cae bien a todo el mundo.
Se supone que hoy mismo tenemos partida, así que ya os contaré qué tal la experiencia porque creo que vamos a ser una buena trouppe de gente para esta sesión...
La última partida recae en mis hombros y se trata de una cata a la dirección de Zweihänder RPG para mi mesa de juego. Estoy pensando en si vamos a jugarla este fin de semana o un poco más adelante, pero tengo bastante claro que voy a probar la aventura de Citoplasma que aparece en la revista Plebeyos #3 y que creo que puede ser bastante interesante como una partida de una sesión para probar el juego.
Creo que la aventura del juego básico y su continuación (Una Cosecha Amarga y Algo pasa con Marié, respectivamente) son más disfrutables como partida de varias sesiones, por lo que no me he decantado por ellas. Igualmente no he pensado en la campaña de Concordancia de la Libertad porque es una campaña larga que se puede disfrutar más si el juego va a ser a más largo plazo (aunque yo creo que Desapariciones en Mullensburg se puede jugar como partida de una sesión perfectamente).
Otra opción que tengo en mente es Plaga, Hambre y Guerra, que creo que puede ser una buena aventura en tres arcos, pero ya digo que creo que hay que empezar una cata y luego ir escalando.
Nunca he dirigido Zweihänder, aunque he jugado una vez durante su promoción y me lo pasé en grande, así que yo creo que se me dará bien. Lo tengo un poco oxidadillo después de todo este tiempo editando juegos de Mythras, Fantasía Clásica y M-Space, pero es un viejo conocido y creo que no tendré ningún problema.
PARA TERMINAR
Como decía al principio de mi entrada, me resulta la mar de curioso como me paso tanto tiempo sin jugar a nada y, de repente, me surgen cuatro partidas de la noche a la mañana. Es cierto que el verano siempre para muchas campañas y que cuando empieza el otoño como que estamos más recogidos y apetece más lo de echarse unas partidejas. ¿Es una cuestión estacional? ¿Es una cuestión coyuntural por el mundo que se nos está quedando que nos pide refugiarnos con nuestros amistades y familiares para intentar paliar el horror existencial en el que nos vemos sumidos entre guerras, catástrofes, bulos y nazismo? ¿Os paso algo parecido?
No sabría deciros. Sea como sea, espero que sea sostenible, porque me apetece mucho jugar a rol, pero claro, cuatro partidas a la vez machaca pone a templar la agenda de cualquiera (y yo no tengo hijos, pero tengo una nanoeditorial que mantener xD).
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